El 11 de Agosto de 2014, Robin Williams se quito la vida en su mansión de California. En la primera entrevista tras el fallecimiento del actor, su viuda, Susan Williams, relato la ultima conversación que tuvo con su esposo y dijo que no «culpa» por suicidarse. Aseguró que no fue la depresión sino la demencia lo que mató a su esposo.

Consultada sobre la enfermedad, la mujer precisó: «Es lo que le quitó la vida. Y eso es a lo que me he dedicado el último año, tratando de llegar al fondo de qué es lo que acabó con la vida de mi marido». Según contó Robin «era muy consciente de lo que padecía y trataba de controlarse lo mejor que podía». Sin embargo, reveló, en los últimos meses la enfermedad lo superó. «El último mes ya no pudo seguir, y ahí es cuando cayó», explicó la mujer. «Solo le quedaban tres años de vida, había estado paranoico y ansioso» y «probablemente» de seguir viviendo hubiese terminado encerrado en un centro mental ya que sufría demencia de cuerpos de Lewy.

La noche anterior, Schneider lo encontró tranquilo. Entró un par de veces en su dormitorio, una de ellas con un iPad en la mano. «Pensé que era buena señal», reconoció. «Me dijo ‘buenas noches, mi amor’ y se marchó. Y esa fue la última vez», relató a People. Horas más tarde, un asistente lo encontró asfixiado con un cinturón alrededor del cuello y cortes en las muñecas.