En una final sin precedentes, dramática y definitivamente histórica, los New England Patriots alcanzaron su quinto título en el Super Bowl al derrotar 34-28 a los Atlanta Falcons, en el estadio NRG de Houston, Texas.

Los Patriots lograron remontar en los últimos 15 minutos del partido lo que parecía ser un casi insuperable déficit de 25 puntos para empatar el partido 28-28 y forzar un período suplementario, el primero en la historia del Super Bowl.

El mariscal de campo de New England, Tom Brady, lideró la espectacular recuperación de su equipo con un total de 466 yardas pasadas, lo que le ganó el título de jugador más valioso por cuarta vez en su carrera.

El más grande déficit remontado anteriormente por un campeón del Super Bowl había sido de 10 puntos, un récord enfáticamente roto por los Patriots, el domingo.

Los Patriots han participado -con la del 2017- nueve veces en la final de la liga profesional de fútbol americano (NFL, por sus siglas en inglés), récord en la historia de la NFL, y han ganado cuatro títulos, en 2001, 2003, 2004 y 2015.

En cambio, el conjunto perdedor había llegado solo una vez al Super Bowl, en 1999, pero perdió el encuentro contra los Denver Broncos.

El resultado fue una decepción para la mayor parte de los aficionados estadounidenses, que deseaban que el conjunto de Atlanta sea el que termine levantando el trofeo Vince Lombardi.