Hasta esta fecha, los derechos de las creaciones de Lennon y McCartney,  los tenía la compañía ATV Music. En el combo de estas canciones no estaban ni Love me do ni Please please me, ni tampoco Tell me why.

El capricho de Michael Jackson por obtener estos derechos le costó una suma que ascendía a 47.5 millones de dólares y también la gran amistad con el ex Beatle, con el que años antes había grabado  The girl is mine.

Paul McCartney calificó la movida  de Michael como de alta traición y una operación de «perro sarnoso». Llegó a decir: «Crees que alguien es tu amigo, y de repente, llega y te roba la misma alfombra en la que te sentabas con él«.

Seis años más tarde el cantante vendió el 50% de los derechos a su compañía discográfica, Sony Music.