A sus 70 años, el carismático ex mandatario (2003-2010) que seducía al mundo hace menos de una década de la mano de un Brasil emergente y lleno de ambiciones, lleva meses luchando contra la sombra de la corrupción.

Apenas cinco años después de que se despidiera del poder abrigado por una popularidad histórica del 80%, Lula amaneció este viernes con la policía golpeando la puerta de su domicilio en San Pablo, un allanamiento para investigar sus supuestos nexos con el multimillonario escándalo en la petrolera, y debió ir a declarar forzadamente.

La investigación fue abierta por la Policía Federal en marzo de 2014 y fue bautizada Lava Jato, como en Brasil se conocen los servicios de lavado a chorro de los automóviles, debido a que los primeros lugares allanados fueron gasolineras que los cambistas usaban como tapaderas para el lavado de dinero.