Rebelde y con hiperactividad diagnosticada, su tía intentó enseñarle a tocar la guitarra pero fue imposible, no era capaz de concentrarse, con lo cual pensó que le iría mejor un tambor y ahí estaba el pequeño Kurt aporreando el instrumento y cantando a todo grito temas como “Hey Jude”, al estilo de Oskar en “El tambor de hojalata”.

Una vida cargada de tragedias hasta que en 1994 y en concreto el 4 de marzo, Kurt Cobain fue ingresado en un hospital en estado de coma, aunque oficialmente fue un accidente, la ingesta de un cóctel de medicamentos nos confirmaba la idea de que se trataba de un fallido intento de suicidio.

Pero el 5 de abril lo logró, según informes policíacos, con su escopeta se fue detrás del invernadero de su casa, se puso el arma en la boca y dispara. Lo encontró un electricista junto a una nota de suicidio supuestamente dirigida a su hija pero que según muchos es un mensaje para sus seguidores y que terminaba con un “I Love you”.

Murió con 27 años como Hendrix, Janis Joplin o Morrison y como ellos se ha convertido ya en una auténtica leyenda.