l operativo -que involucró un viaje en avión de más de 14 horas para trasladar a los animales- es el más grande que se haya llevado a cabo en la historia.

Mientras que un circo entregó a algunos de los animales voluntariamente, los otros fueron capturados tras una serie de redadas.

Como para trabajar en el circo a muchos les quitaron las garras y les rompieron la dentadura, ya no pueden vivir en libertad.

Pasarán el resto de sus días en el santuario de grandes felinos Emoya, en el norte de Sudáfrica.