Fue cosa de George. Corría el año 1966 y los Beatles habían empezado a experimentar con drogas. «La primera vez que Harrison tomó LSD se vio tocando un sitar y transportado al Himalaya». Supo entonces que tenía que aprender ese instrumento que «le parecía una guitarra». Y como en aquellos tiempos los Beatles siempre iban juntos, George arrastró a toda la banda a la India.

Fue un primer viaje, en el que Ravi Shankar enseñó a John, a Paul, a Ringo y, sobre todo, a George a tocar el sitar, que resultó mucho más complejo que la guitarra, y también el sarob, la tabla y la tambora, relata Ajoy Bose, biógrafo y fan de la banda de Liverpool y autor de Across the Universe:: The Beatles in India (Penguin), un libro que ahora ha llegado al cine convertido en un documental codirigido por Bose y Peter Compton.

«Fue un viaje de doble sentido. Los Beatles se enamoraron de la India y la India de enamoró de ellos. Se produjo un intercambio cultural. Fue una experiencia mística», asegura Bose. El romance no había hecho más que empezar. Pattie Boyd, la mujer de Harrison, compartía el interés de su marido por todo lo oriental y «cada vez la cosa iba a más, encendíamos incienso en casa, comíamos platos indios, las mesas fueron bajando y, al final, nos sentábamos en el suelo», recuerda en una entrevista concedida a La Vanguardia en la Seminci, donde se ha proyectado el documental The Beatles and India.

Una mañana, en agosto de 1967, Pattie llevó a George a una conferencia del yogi Maharishi Mahesh en Londres y el flechazo fue inmediato. Maharishi invitó a los Beatles a su ashram, su centro de meditación, en Rishikesh, en el Himalaya. «Nadie lo dudó» y unos meses después, ya en 1968, los cuatro miembros de los Beatles y sus parejas se instalaron en el ashram. La noticia corrió por todo el mundo y «los hermanos Farrow, Mia, Johnny y Prudence, que estaban en Goa de viaje por la India, se unieron al grupo». También su sumó Mike Love de los Beach Boys.

«Fui tan feliz allí que quería olvidarme de mi vida en Gran Bretaña», recuerda Boyd y aprovecha para rememorar como era su día a día en el ashram de Maharishi: «Nos levantábamos temprano y meditábamos. Después íbamos a desayunar en una gran mesa al aire libre, tomábamos pan y té, pero teníamos que comer muy rápido porque los cuervos venían y nos quitaban el pan».

«Después dábamos largos paseos y asistíamos a clases y tras el lunch, íbamos a nadar al Ganges, el agua llegaba directamente del Himalaya, ero no estaba congelada. Una vez perdí mi anillo de bodas en el río, pero Johnny Farrow lo recuperó», añade. Por la tarde, más meditación, pero la música nunca faltó en aquel alegre grupo: Paul, George, John y Ringo tocaban «a veces se sentaban en sillas, otras en el suelo y en ocasiones se subían al tejado y cantaban desde allí».

También componían. «Los Beatles volvieron a Europa con 29 canciones nuevas», señala Compton. Entre ellas, temas tan inolvidables como Back in the U.S.S.R., Ob-La-Di, Ob-La-Da, While My Guitar Gently Weeps o Blackbird, que se incluyeron en White Album.

Pero aunque el grupo no se solía separar, no todos vivieron su estancia en la India con la misma intensidad. Boyd explica que «Ringo se fue a las dos semanas. Cuando era pequeño había sufrido problemas de estómago, que le hicieron faltar al colegio y que persistieron. La comida india le sentaba fatal. Así que viajó con un equipaje repleto de latas de judías con las que se alimentó. Además, sufría mucho por los insectos. Todo eso le hizo volver a casa»

Fuente: La Vanguardia