Una de ellas era el rockabilly, representado por Carl Perkins o Elvis. Otra, la manera melosa de cantar, y no sólo las baladas, que tenía Roy Orbison.

Orbison había comenzado a brabar sus discos al final de la década de los cincuenta en la mítica compañía Sun, pero no fue hasta 1960, con el sello Monument, cuando tuvo su primer éxito.

Aquel éxito fue este “Only the lonely” que grabó el 8 de junio de 1960. Con esta canción que llegaría al número dos de las listas inauguraba un nuevo estilo de producción para el rock, con coros y orquesta de cuerda detrás de la voz y la guitarra de Orbison.

“Only the lonely” fue el primero de los 15 éxitos que tuvo en la primera mitad de los 60. Pero los tiempos cambian y su imagen de dulce baladista fue decayendo.

Fue el cine el que vino al rescate de Orbison con dos películas que llevaban por título el de dos de sus canciones. O casi.

Roy pudo disfrutar en vida de la resurrección de su “Blue Velvet” gracias a la película de David Lynch. Sin embargo, su corazón no puedo esperar a la resurrección del que acabaría por ser su gran éxito “Oh, pretty woman”, gracias a la película de Garry Marshall.