Cuenta la leyenda que fue Akio Morita, directivo y cofundador de Sony, quien, deseoso de escuchar música en su jardín mientras comía, ideó lo que acabaría convirtiéndose en el primer walkman.

Pero es sólo una leyenda. Una leyenda que se mantuvo viva hasta que Morita murió y Sony se vio obligada a llegar a un acuerdo con quien inventó lo que llamó “cinturón estéreo”.

Ese cinturón estéreo fue creación del germano brasileño Andreas Pavel, que ideó un modo de llevar su música preferida a todas partes. Pavel trató de vender su invento a la industria europea y japonesa y, ante la falta de resultados, en 1977 decidió patentarlo en todo el mundo.

Dos años después, el 22 de julio de 1979, Sony lanzó un reproductor de cassetes estéreo de tamaño reducido y sin altavoces que se podía colgar de un cinturón y que se escuchaba mediante auriculares ligeros. El TPS-L2, primer modelo de walkman, se vendió, pese a su elevado precio inicial, por millares y cambió para siempre la manera de escuchar música. El sonido digital, los formatos de compresión de archivos, los discos duros miniaturizados, la memoria flash y, sobre todo, Internet han transformado la forma de acceder a la música y disfrutar de ella.

Hoy la gente oye música en los transportes públicos, mientras corre o mientras pasea porque los reproductores han disminuído de peso y tamaño, al tiempo que han aumentado su capacidad hasta cifras impensables hace apenas unos años: miles y miles de canciones y centenares de horas de escucha.