El Rey dio su último concierto un día como hoy, en el Marquet Square Arena de Indianápolis (EE UU). La canción que cerró ese concierto fue Can’t help falling in love, uno de sus clásicos más populares y más recordados. Pocos días después, el 16 de agosto de ese mismo año, falleció en su mansión de Graceland, dejando con nosotros uno de los legados más importantes dentro de la historia de la música. Después su muerte, sus canciones siguieron sonando en las voces de varios cantantes, y por eso, a día de hoy, su leyenda continúa viva.